La mecánica de acciones/roles compartidos es sin duda la más emblemática del juego y se ha hablado tanto de ella que un artículo ad hoc sería superfluo.
Así que me detendré en otro detalle, que es el del Superintendente (o Artesano, en la antigua traducción).
Cómo funciona
La elección de la ficha del Superintendente pone en marcha la producción de bienes de las plantaciones de todos los jugadores. Esto desbloquea las dos fichas más importantes del juego para obtener puntos de victoria: el Comerciante y el Capitán. En realidad, el Comerciante no hace PV directamente, sino que es el principal motor del dinero, que a su vez -la ficha del Constructor- construye estructuras que proporcionan habilidades y PV.
El efecto dominó y la oportunidad
Pongámoslo así,
nunca parecería el momento adecuado
para hacer de superintendente. ¿Por qué tengo que dar la oportunidad al siguiente de embarcar primero y yo quedarme el último en cargar, con el riesgo de tirar la mercancía por la borda? ¿Por qué debo hacer que el comerciante se active, si todos los demás venden antes que yo, saturándolo?
Aquí intervienen tanto la mecánica como la dinámica que hacen de Puerto Rico la obra maestra que es.
El dinero puesto en una ficha no tomada al final de la ronda no es sólo una compensación, sino un incentivo para tomar una ficha importante incluso sin activar su efecto. Si el Capitán o el Comerciante se vuelven atractivos por las monedas que producen, los tomaré de todos modos, y ahí va el Superintendente.
Al principio del juego, con poca producción, puede ser rentable hacerlo enseguida, tener más bienes que los adversarios o ser el único propietario de un determinado tipo de bienes.
Cuando sobran bienes después de un Capitán, puede que te veas obligado a tomar la Superintendencia para compensar una desventaja, especialmente si otros tienen un Depósito: ellos enviarán y venderán de todos modos, así que bien podríamos tener la oportunidad de hacerlo también.
Cuando eres el segundo en la ronda (por lo que serás el primero después) y las circunstancias son favorables (uno de los Capitanes y Mercaderes ya elegido, el Mercado ya casi saturado, etc), es cuando producir puede ser una buena opción.
Pero más allá de resumir las contingencias individuales, la belleza reside aquí: Puerto Rico, con sus mecánicas y dinámicas consecuentes, consigue hacer profunda, táctica e interesante una elección que siempre es aparentemente perdedora.
En conclusión
Lo que hace de Puerto Rico no sólo un gran juego, sino una obra maestra, no es tanto (o más bien, sólo) la mecánica básica de acciones compartidas, también utilizada por otros títulos, como la concatenación funcional de las diferentes tarjetas de rol, de las cuales el Superintendente es el primum movens.
